Grandes vuelos de la aviación mexicana

Durante las décadas de los años veinte y treinta, la aviación mexicana contó con un amplio grupo de grandes aviadores que forjaron su historia en sus primeros años, llevando a cabo varios vuelos de diversas características, estableciendo con ellos records de distancia y velocidad.

El 24 de mayo, de distintos años, dos de estos vuelos se realizaron por dos de los más emblemáticos  pilotos mexicanos, llenando de gloria a nuestra aviación.

San Diego – Ciudad de México

Corría el año de 1928 y un grupo de empresarios y a la vez entusiastas en aviación, entre ellos el que era vicepresidente de la Compañía Mexicana de Aviación, Sr. Gustavo Espinoza Mireles, promovieron un vuelo de reciprocidad desde México a Washington, para regresar la cortesía del vuelo que el aviador estadounidense Charles Lindbergh realizó unos meses antes a nuestro país.

Este era una oportunidad para que la Aviación Mexicana se llenará de gloria, entre los pilotos que podían realizar el vuelo se encontraba un selecto grupo de pilotos de la Fuerza Aérea Mexicana y se eligió al Capitán  Emilio Carranza quién siempre destaco por sus cualidades como piloto.

El periódico Excélsior fue el principal promotor de aquel vuelo de buena voluntad y tras una colecta a nivel nacional, se compró el avión ideal para tal evento. Se trataba de un Ryan, muy similar al utilizado por Lindbergh en su vuelo Nueva York – Paris, y que fue bautizado con el nombre de “México-Excélsior”. Emilio Carranza recibió un entrenamiento intensivo para tripular en Ryan, de parte del capitán Edward “Eddy” Snyder, quien era  el Jefe de pilotos de la Mexicana de Aviación en esos años.

El 24 de mayo de 1928, se realizó el vuelo de traslado del Ryan desde San Diego a México, trasladando el avión desde la fábrica de Ryan Aircraft Corp., y el Capitán Emilio Carranza aprovecho esta oportunidad como un preámbulo para su vuelo entre la Ciudad de México y Washington, se preparó el avión y la ruta.

El México-Excélsior despegó de San Diego a las 15:20 horas y tras 18 horas y 46 minutos de vuelo y recorrer más de 3,000 kilometros, el Cap. Carranza arribaba al Campo Aéreo de Balbuena en punto de las 12:06 horas del medio día del siguiente día, siendo recibido por una memorable comitiva, encabezada por el General Plutarco Elías Calles, presidente de la República. Con este vuelo estableció el primero de una serie de records de vuelos de distancia y velocidad.

Ciudad de México – Nueva York

Era ya la mañana del 24 de mayo de 1939, a punto de romper el alba. Francisco Sarabia estaba ya listo para entrar en su avión. Con un pie dentro del mismo, Sarabia se dirigió a los presentes y dijo aquella frase épica que forma parte de su legado: “Por la grandeza de mi patria, triunfaré”.

Acto seguido se acomodó en su asiento, encendió el avión y cerró la carlinga. A las 6 horas con 52 minutos el Conquistador del Cielo, bajo el mando de Francisco Sarabia, El Q.E.D., Conquistador del Cielo levantó el vuelo desde el campo aéreo de Balbuena con destino a la gran urbe de hierro,  Nueva York.

Tras un vuelo perfecto, sin presentar algún problema serio, Sarabia arribó al campo aéreo de Floyd Bennet, a las afueras de Nueva York, cubriendo la distancia de 3,781 kilómetros en un tiempo de 10 horas 48 minutos y 39 segundos.

En el campo aéreo de Floyd Bennett, Sarabia era esperado por funcionarios de la embajada mexicana, entre ellos, Luis Quintanilla, consejero en ese entonces de la embajada y el coronel Manuel Zermeño Araico, agregado militar, al igual que varios funcionarios del Gobierno estadounidense. Asimismo fue recibido por su familia, su esposa Agripina Díaz, acompañada de sus tres hijos, así como también sus hermanos Leonora y Santiago y demás parientes y amigos.

Sarabia había conseguido abatir el récord de Amelia Earhart al reducir el tiempo de recorrido en poco más de tres horas. Mas él no se sentía del todo satisfecho, pues tenía pensado hacer el vuelo en nueve horas, pero las condiciones climatológicas encontradas en la ruta no ayudaron para alcanzar su meta de tiempo de vuelo.

Esto último, lo del clima, lo constató en una entrevista realizada al pie del avión a periodistas estadunidenses: “Me siento contento de estar aquí. Este es uno de los vuelos más difíciles que he hecho, dos veces volé ayudado por los instrumentos, durando veinte minutos cada periodo, sobre la región de Alleghanies, debido a que no podía ver nada”.

Un representante del gobierno estadunidense le entregó en mano a Sarabia un saludo oficial que el secretario de Estado de los Estados Unidos, Cordell Hull, lo felicitaba por su hazaña y a la vez hacía manifiesto el fortalecimiento de los lazos de amistad entre ambos países con su gran vuelo.