El vuelo 801 de Mexicana, llegó a su destino

La madrugada del 30 de octubre de 1966, la aeronave Comet 4C, con matrícula XA-NAT de la Compañía Mexicana de Aviación, cubría el vuelo MX801 en la ruta Chicago (ORD) – Ciudad de México, al mando del P.A. Álvaro Basail de la Vía.
El avión despegó cerca de la media noche, hora local de Chicago y tras cubrir sin ningún problema prácticamente la totalidad del vuelo, cerca de las 5 de la mañana, se registró una explosión en el motor número 4, esquirlas del motor rompieron parte de las líneas del sistema hidráulico y dejó inoperativo el sistema que permitía bajar el tren de aterrizaje, por lo que no se pudo hacer ni de forma manual.
Tras evaluar la situación, se tomó la decisión de realizar el aterrizaje de emergencia en la franja de tierra entre ambas pistas del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) 5 izquierda y 5 derecha, pues lo que recomendaba el manual de operación del fabricante era hacerlo en un área blanda y no en concreto o asfalto. Igualmente, se planeó hacer el aterrizaje antes de que saliera el sol, pero que hubiera la suficiente claridad.
El Comet 4C realizo un amplio número de circuitos sobre la ciudad, para quemar combustible, para finalmente realizar un amplio viraje hacia el sur de la ciudad y de ahí, dirigirse al aeropuerto.
El capitán Basail de la Vía realizó un aterrizaje perfecto, volando la aeronave prácticamente como un planeador, logrando incluso que el avión sufriera daños menores y regresara pronto a servicio. Las 39 personas que viajaban en el avión (32 pasajeros y 7 integrantes de la tripulación), salieron totalmente ilesos.
En entrevistas posteriores, con una modestia que le caracterizaba, el capitán Álvaro Basail, se limitó a comentar a los medios, tras insistentes preguntas, que se había limitado únicamente a cumplir con los procedimientos establecidos en los manuales y a efectuar aquello para lo cual había sido entrenado.
Posteriormente en una entrevista realizada para el revista Hélice, comento que después de la emergencia y llegar a su casa, recibió una llamada del señor Max Healey, entonces Director General de la Mexicana de Aviación, para felicitarlo y preguntar cómo se sentía, finalizando con la pregunta de cuál era su sentir al saber que tenía el honor de ser el primer piloto de aerolínea en realizar un aterrizaje en un avión Jet sin ruedas, a lo cual el capitán respondió: ¡Señor, le garantizo a usted que es un honor no deseado!
La tripulación técnica del vuelo estuvo integrada por el P.A. Álvaro Basail de la Vía, comandante; P.A. Rogelio Amador Franco, primer oficial y P.A. Federico Barrera Boyer, segundo oficial.